viernes, 5 de abril de 2013

TODO ES POSITIVO, NO HAY POR QUÉ PREOCUPARSE


Hace años surgió una tendencia del pensamiento positivo. Este tuvo su incidencia en área de ventas con el fin de incrementar la producción y por supuesto, los ingresos de capital para las grandes compañías. Al observar que dicha estrategia funcionaba se llevó a otros terrenos, a las relaciones públicas y a la formación. Es decir, formar al personal con la mismos objetivos: ser positivo. Incluso, la estrategia de marketing llegó también a las editoriales. Proliferaron libros con temáticas de New Age, libros de autoayuda, nuevos gurús del pensamiento positivo. Esta visión de mercado dio en el clavo porque las ventas aumentaron con muchos beneficios. ¿Qué es lo que sucedía al cambiar de manera de pensar? Algunos pensarán que se habrá dejado de lado las actitudes pesimistas, de fracaso, de inseguridad. En cierta forma sí, pero también se abría una puerta a una perspectiva un tanto menos crítica. Un ejemplo que demuestra esta situación es la actuación del grupo frente a un posible sujeto, el cual es visto como un objetivo para la conversión. Si alguien piensa diferente al grupo hay que someterle o persuadirle para que piense igual. De esa manera el grupo se sentirá recompensado por haber cumplido un objetivo. Generalmente los sujetos más vulnerables son los que se dejan arrastrar por estas nuevas tendencias; ya sea porque se sienten asilados del mundo, porque sienten que nadie los comprende, porque tienen una autoestima baja o simplemente, porque se han dejado vencer y todo les da igual. Al pertenecer al grupo vuelven a sentirse valorados. ¿Pero hasta que punto? Si esta unión con el grupo le da fuerza pero también vuelve a resurgir su autoestima y se reconoce líder o libre pensador  entonces será de nuevo un peligro para el grupo ya que está manifestando una conducta individualista. O el grupo actúa con visión a través de un líder y dirige a ese sujeto con nuevas actividades para evitar contagie a los demás o lo considerará una persona que no ha sabido ser "positivo". Parece un cuento de ficción pero estas conductas ya han sido analizadas y puestas en prácticas en muchos terrenos. Psicología experimental, antropología, mass media, sociología, por nombrar algunos.
Todo indica en un principio que es un cambio de conducta o cambio de dirección del pensamiento en aras de construir y no volver a cometer errores del pasado; pero el problema está en que pretende instaurarse como único modelo y cuando se habla de único modelo es cuando empieza realmente el problema porque todo tiende a la gestación de un movimiento sectario. Es tanto lo positivo que dejamos de lado el sentido común y por lo tanto, el sentido crítico. Una estrategia de los mass media a través de sus noticiarios es bombardear a la población con exceso de información sobre lo que sucede en nuestro día a día, que en vez de reaccionar y cambiar nuestra forma de pasividad se logra el objetivo perseguido por los mass media: que es precisamente lograr "apatía frente a la realidad" y es cuando preferimos escudarnos en pensamientos positivos como una forma de escape. La saturación de información ya sea desde los diferentes medios de comunicación así como de redes sociales están haciendo que la gente deje de tener estímulos para cambiar de actitud. Nos estamos quedando con el conformismo. Ahora resulta más guays "copiar" y "pegar" frases, viñetas como una forma de "personalidad"cuando en realidad lo que nos estamos convirtiendo es en mediadores de mensajes a los que no cuestionamos y los propagamos pensando que con ello contribuimos a  educar. Creo que el camino se está perdiendo y en tiempo de recuperar ese tiempo perdido. ¿Cómo? Respondiendo a esas cinco preguntas:  ¿Qué? ¿Cuándo? ¿Cómo? ¿Dónde? y ¿ Por qué? que son las que nos llevan a encontrar nuestro pensamiento crítico. Esto sí que es ser positivo.

martes, 18 de septiembre de 2012

Sólo es cuestión de abrir la puerta

"Esos zapatos están fuera de moda"." Las rayas ya no se usan". "¿Cómo puedes llevar esos pantalones acampanados?" Estas frases las hemos escuchado alguna vez. Lo que nos hace pensar que hay cosas que se ponen de moda. Y no sólo cosas. También palabras, objetos, costumbres, valores. Creo que ahora somos testigos directos de estos cambios de valores. Cuando eras niño podías confiar en tu amigo o amiga más entrañable porque habían hecho un juramento de lealtad con un simple apretón de manos. Esa sensación de que ese amigo o amiga nunca te traicionaría te llenaba de sentimientos de paz interior. En cambio, hoy esa sensación de seguridad ya no se tiene. Los valores están siendo machacados desde la raíz. La incertidumbre es una emoción que nos embarga día a día. La pérdida de posesiones, la carestía de la vida, la dificultad de acceder a un empleo, o de conservarlo. Y con ello, la autoestima.
Debemos hacer un alto y empezar a mirar de otra manera. Si seguimos fomentando valores como la mentira, el cinismo, la deslealtad, la hipocresía, la superficialidad no estamos aportando nada nuevo. Todo lo contrario. En cambio, si aprendemos a ser conscientes de este juego psicológico podemos desengancharnos de él. Empezando por nuestra propia cotidianidad. Con pequeños esfuerzos se logran grandes cambios.
Las redes sociales son una oportunidad de abrir ese espacio de cambio.  Abramos esa puerta virtual porque de seguro encontraremos a más que piensen que este mundo necesita algo mejor.

sábado, 15 de septiembre de 2012

Empezando a ver la luz

Bienvenidos a este espacio virtual. La idea de abrir un blog me rondaba por la cabeza desde hacía ya varias semanas. El miedo me paralizaba. Me estoy adaptando a los nuevos tiempos de la tecnología. El tiempo lo devora todo. Y por eso, no podía dejar pasar un minuto más. El proceso de escritura que sólo se escribe en la imaginación, no perdura. Se olvida. Así que decidí escribir para compartir. No soy el único que tiene que hacerlo. Es la forma de no estar incomunicados. Tenemos mucho que aprender.
Si nos remontamos a nuestros recuerdos éstos nos vienen como ráfagas de viento que nos hacen olvidar por un momento que estamos aquí en el presente. Nos deleitamos o tal vez sufrimos por lo vivido. Si ese recuerdo o vivencia lo queremos compartir empieza la parte difícil. La reconstrucción de ese tiempo que pasó. ¿Y qué necesitamos para reconstruirlo? Las palabras. Estas gentiles letras que han perdido muchas veces el sentido por que siguen modas, estilos. Sin embargo, las palabras que son honestas, se sienten y calan. ¿Cuántos de vosotros y vosotras alguna vez hemos pronunciado palabras que nos salen del alma y que han dejado huella a quienes las han escuchado. Esto es saber hablar y escuchar. Escribir es un pre-texto para ir despojándonos de todos esos discursos banales. Escribir entonces, se vuelve un acto de sencillez y de honestidad. Sin maquilajes. Auténticos. En la autenticidad se redescubre al escritor o escritora que tenemos dentro.
Este será nuestro rincón virtual para expresar esas emociones y experiencias que nos hacen ver que aún somos humanos.

José Luis Ruiz